LECTOESCRITURA

Se denomina “lectoescritura” al conjunto de capacidades que permiten a una persona leer y escribir adecuadamente. Sin embargo, la asunción de estas habilidades en la etapa inicial de la educación de un menor (normalmente de 4 a 6 años) puede verse afectada por causas de diversa índole, de ahí que existan procesos de aprendizaje que consisten en la propuesta de tareas específicas para el correcto desarrollo de la lectura y la escritura.

Asumir la habilidad de leer y escribir satisfactoriamente resulta vital de cara al futuro aprendizaje del menor y a su capacidad de comunicarse con el entorno.

El procedimiento fisioterapéutico propuesto para los niños y niñas que presentan problemas en lectoescritura abarca desde el tratamiento oculomotor, cervical y craneal hasta la estimulación manual. Se trata de subsanar problemas funcionales a través de terapias que mejoren, por ejemplo, el movimiento ocular. Un análisis y valoración exhaustivas del paciente pueden diagnosticar una patología en la musculatura que apoya el movimiento del globo ocular, un problema que puede corregirse a través de un tratamiento basado en terapia manual e integrativa, y ejercicios prácticos.

Este tipo de tratamiento se realiza dentro de un marco multidisciplinar en el que tienen cabida logopedas, pedagogos y optometristas que llevan a cabo el desarrollo de ejercicios para la estimulación del lenguaje (realización de secuencias rítmicas, detección de elementos extraños en conjuntos de palabras, discriminación de sílabas, asociación de conceptos y palabras, dictados, formación de frases, rimas, etc.), el incremento de la velocidad de lectura (sopas de letras, identificación de palabras, etc.) y la mejorar de la comprensión lectora (uso de imágenes como refuerzo al texto) y aumento del vocabulario (sinónimos, antónimos, campos semánticos, etc.).

Para poder diseñar un tratamiento individualizado que se adapte a las necesidades del menor con dificultades en lectoescritura, en Gorobel Fisioterapia procedemos de la siguiente manera antes de comenzar la terapia:

• Identificamos la existencia de factores físicos que agraven el problema del niño o niña (problemas musculo-esquelético) así como el origen de la causa.
• Evaluamos la coordinación oculomotora, el equilibrio, la conciencia corporal, reflejos primitivos, etc.
• Ofrecemos a los padres apoyo y formación acerca de qué ejercicios pueden poner en práctica para favorecer la respuesta del menor al tratamiento.

Cuando percibamos en nuestros hijos dificultades relacionadas con la lectura, escritura o la comprensión de textos tales como la dislexia, la incapacidad de leer con rapidez, problemas para entender palabras escritas, errores de percepción, dificultades de orientación espacial (izquierda-derecha), falta de concentración y atención ante un texto, grafía irregular, lentitud al escribir, carencia de vocabulario, etc.

• Mejora de las habilidades visuales afectadas.
• Desarrollo del lenguaje y la expresión.
• Mejora de la capacidad para aprender y pensar.
• Mejora de la respuesta a los objetivos académicos.
• Desarrollo de la imaginación.
• Mejora de la ortografía.
• Mejora la concentración.
• Desarrollo de la empatía y la habilidad de escuchar.
• Mejora de aspectos organizativos.
• Mejora de la expresión emocional.
• Fomento de la organización y elaboración de ideas sobre un tema específico.
• Incremento notable de la calidad de vida del niño al mejorar su adaptación a los entornos familiar, social y académico.